Dedicación

Esta fundación te la quiero dedicar a ti, José Luis Nassar Peters.

Güero, hace tres años que te conocí, era una persona muy insegura de mi misma, incluso hasta socializar me costaba mucho trabajo. Al principio, me era muy difícil hablar contigo, pues me imponía mucho el hecho de que fueses mi jefe. No obstante, agradezco plenamente que te hayas acercado a mí después de haberte percatado de lo complicado que me era convivir con los demás.

En el transcurso de estos años hemos construido una gran amistad, siendo el único testigo de mi crecimiento a lo largo de este camino. Lo que más valoro de ello, ha sido tu apoyo incanzable para no rendirme nunca, valoro que me hayas extendido tu mano cuando más lo necesitaba. Gracias, porque cuando ya no podía más y quise rendirme me diste apoyo, ánimo y valentía, transmitiendome estas cualidades para encontrar mi valor como mujer a través de tu confianza plena.

Gracias por estar conmigo en el momento más díficil de este proceso, incluso cuando las demás personas no me comprendían, estando simpre pendiente de lo que sentía y me ocurría, y sobre todo, gracias por luchar por mí sin importarte con quién o contra quién debías enfrentarte.

Gracias por ser un faro de luz en mis momentos más oscuros. Tu apoyo y ejemplo de valentía fueron el motor que me ayudaron a seguir incluso cuando ya no veía motivos para vivir. Tu confianza en mí, incluso cuando yo misma la había perdido, fue algo que me ayudó a llegar hasta aquí.

Hoy sé que el camino hacia la recuperación no es lineal, pero es posible. No puedo expresarte con palabras lo significativo que ha sido para mí contar contigo. Has sido un mentor en mi vida, no solo en el ámbito profesional, sino también en el personal. Gracias por no solo ser un jefe, sino un amigo y un confidente. Hubo momentos en los que me sentía perdida y sin rumbo, a punto de rendirme, y ahí estabas recordándome que sí lo podía lograr.

Güero, como lo dije al principio, esta fundación te la quiero dedicar a ti, quien más que mi jefe, o amigo, se ha convertido en un miembro más de mi familia.

Alguien indispensable en este proceso fuiste tú, José Luis Nassar Daw. Me siento eternamente protegida y bendecida de haberte conocido. Me abriste las puertas de tu despacho, el cual hoy en día considero mi espacio seguro. Gracias por tratarme como tu familia y cuidarme tanto, gracias por abrirme tu corazón y nunca soltarme.

Gracias a mi familia por haberme apoyado en este proceso tan dificil. Al principio me costó entenderlos y sé que tampoco me entendían a mí, pero finalmente hoy sé que tampoco fue fácil para ustedes al saber todo el daño, miedo y sufrimiento que tenía dentro, que no me dejó vivir durante todos estos años.

Gracias porque en este proceso también encontré hermanos de vida, los cuales nunca me soltaron. Gracias: Gabriel Castañeda, Andrés de Anda, Isabel Esteve, Yulieba Gómez, Fernando Espinoza, Manuel Rubio, Marcela Mejía, Jorge Nader y Carlos Velarde.